Salimos de la facultad con mi amiga, fuimos a tomar el colectivo para volver a casa. Luego hicimos los pasos para sentarnos, había tránsito pesado y el colectivo iba tardío. Vimos que el colectivero se rozó con una moto, entre ellos se cruzaron sus miradas. Hubieron opiniones desencontradas, lo único que quedaba era esperar el surgir de alguna típica reacción masculina. Entonces con casco y todo él se aventuró al territorio enemigo, dejó a la novia y a su moto en el suelo. Entre las dos nos dimos vuelta en el colectivo y todos estaban comentando sobre lo sucedido. Mientras siguió el episodio nosotras pensamos y cantamos: grito va, grito viene, los pasajeros se entretienen. A todo esto pudimos sacar una conclusión, la realidad era que entre el héroe y gruñón, no se podía distinguir.
Entonces nosotras elegimos bajarnos, porque seguía la discusión y cada una siguió su recorrido, para llegar finalmente cada una a su casa.
Cada tanto recordamos el hecho y nos preguntamos cómo habrá terminado ¡la fiesta en el colectivo!
Belen y Vivi