Hace unas semanas tuve que hacer unos trámites en Ciudad Universitaria para la facultad. Como es un gran trecho que se lleva casi una hora ir y venir de allí, fui tempranito a tomar la línea 37 de colectivo que vas hasta allí.
De ida agarré el colectivo que tiene el recorrido que va por costanera y pasa por Aeroparque, así que me dediqué a ver como aterriza un avión que justo estaba llegando y después a observar lo tranquilo que se encontraba en el Río de
Llegué a Ciudad Universitaria, me dirigí al pabellón número 3 para poder realizar los trámites que necesitaba para presentar en la facultad. Luego de cumplir con todo eso, fui nuevamente a tomarme el mismo colectivo que me dejaría en Av. Córdoba y Rodríguez Peña, a 8 cuadras de mi casa.
Subí rápidamente al colectivo, pagué $1 de boleto y decidí sentarme por la mitad en un asiento individual para poder observar nuevamente el paisaje antes visto. Una vez que todas las personas que estaban en la fila ascendieron, el colectivo comenzó a hacer su recorrido de vuelta que lo lleva hasta Lanus. Llegando a Las Heras y Av. Callao el chofer paró y de golpe comenzó a pelear con alguien y le impide subir. Cuando vi con quien discutía, era un señor no vidente que quería subir con su perro guía y que estaba acompañado por una mujer.
Esta señora comenzó a gritarle que le cobrara el boleto, haciendo oídos sordos de lo que el colectivero le había dicho. Al insistir tanto, la señora comenzó a enojarse, desquitó toda su furia hacia el chofer propiciándole un par de golpes a la cara.
Mientras esto sucedía, todos los pasajeros que estábamos allí viajando empezamos a decirle que a ninguno de nosotros nos molestaba que el señor viaje con el animal aunque otros prefirieron bajarse del colectivo cansados de escuchar todos los gritos que se mezclaban en ese momento.
Luego de 10 minutos de golpes y gritos entre la mujer, el chofer y el señor no vidente, llegó un policía para tratar de poner orden allí. Este escuchó las 2 versiones de la historia y le dijo al chofer que dejara subir a esta persona que padecía de una discapacidad y que el perro guía era necesario para que el pudiera orientarse; que le cobrara el boleto a la mujer y continué con el recorrido normal de la línea, lo cual el chofer resignado ante la orden del oficial lo tuvo que hacer.
Luego de este episodio todos pudimos seguir con el recorrido normalmente.
Por: Alejandra Sanchez
1 comentario:
¡¡Buenas Ale!! está bueno el relato y además que uno quiere viajar tranquilo y llegar a casa, siempre hay algún inconveniente. Así es el tránsito, en este caso el chofer debería dejar subir a la persona no vidente con el perro... Es una excepción, no surge todos los días. Por suerte lo lograron y siguieron el recorrido.
Te mando un beso y hasta la próxima.
Clary.
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